img El Altar, Las Mentiras, Su Penitencia  /  Capítulo 5 | 25.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 5

Palabras:1122    |    Actualizado en: 08/12/2025

ista de Em

nas. Odio por Carlos, por abandonarme. Odio por Camila, por siempre

onza de mi energía destrozada, contratando a un periodista de poca monta, alimentándolo con cada det

olvieron en un capullo protector de su influencia, borrando cualquier indicio de escándalo. Mis intentos desesperados de exponerlos no fueron

upor de borrachera. Desperté en una cama desconocida, el cuerpo de un

z fría-. Carlos y Camila son felices. Déjalos en paz. Qu

e extraño. Pensó que eso me forzaría a la sumisión, a aceptar mi destino, a convertir

ial, no contra el hombre que mi madre me impuso, sino contra ella. Quería que viera el interior de una celda de prisión. Mi madre, la socia

emáticamente todo a la vista. Papeles esparcidos, computadoras estrelladas, vidrios rotos. Su negocio, construido sobre cimientos endebles de tratos turbios y apretones de

omiscua que había engañado a su prometido, se había embarazado y luego, en un ataque de ira, trató de destruir a dos familias respetables. La historia se extendió como la pólvora, pintánd

sesperada por respuestas, por un cierre. Pero él era un fantasma, desvanecido en el abrazo protector de su familia. Nadie me ayudaría. Nadie me d

o en una neblina de desesperación, sosteniéndolo, mirando su rostro inocente, una nueva ola de agonía invadiéndome. Traté de terminar con todo, más de una vez. Tres veces, miré al abismo, sol

trampa sin saberlo. Él fue quien pagó mis facturas del hospital. Siempre estab

cuenta de algo. La muerte no tenía sentido. No me traería paz; solo le traería más dolor a Leo

orciendo su apoyo silencioso en otra forma de cautiverio. Lo presioné, lo probé, arremetí contra él con cada onza de mi veneno restante. Lo vi estremecerse, vi sus propios demonios levantarse pa

, sus ojos grandes y marrones, justo como los de Joel. Me miró,

vo. Una oportunidad de ser alguien más. Alguien mejor. Recordé a la chica que solía ser, la chica ambicio

na anciana excéntrica, se arriesgó. Durante cuatro años, limpié, aprendí, me convertí en una técnica funeraria de animales con licencia. Encontré un extraño consuelo en preparar los cuerp

ero entonces, vi a Carlos de nuevo. Y por una fracción de segundo, el viejo odio crudo estalló. Todavía quería rociarlo con una olla de aceite hir

los Barroso. Nun

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY