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Historia

Capítulo 5

Palabras:1086    |    Actualizado en: 27/11/2025

vista de

te era débil, reemplazado por algo... familiar. Hogar. Lentamente abrí los ojos. Estaba en mi propia cama, l

Un rugido, luego el sonido distintivo de cris

en la sala de estar, un huracán de furia. Estaba rompiendo un jarrón, luego una escultura, su rostro

oda la casa-. ¡Encuentren a esos hombres! ¡Quiero que paguen! ¡Nadie

do, su voz un ronrone

atacada. -Puso una mano en su brazo, sus ojos abiertos e inocentes-. ¿Crees... crees que f

us ojos, oscuros y peligrosos, se posaron

y lo arrojó contra la chimenea. Se hizo añicos en mil pedazos-. Es igual que su madre. Y s

ahí, ahora yo. Todas agrupadas, descartadas, profanadas. Apreté mi mano vendada, mis uñas clavándose e

sumió que yo era "sucia", "manchada", "provocadora". Mi valor, mi dig

alí de la casa, con la cabeza en alto, mi corazón un paisaje á

adera con el nombre de Anahí. Todavía no había lápida, ni flores, ni dolientes. Solo yo. Encendí varitas de incienso,

, pero ni siquiera se había presentado. Ya no le importaba lo suficiente

s. Se sentía increíblemente ligera, pero pesada con el pes

o se estrelló sobre mí. Luces intermitentes. Gritos. Reporteros

erto que fue brutalm

ores, Dra. Frank? ¿Pr

su esposo la dej

? ¿Fue realmente un suicidi

acusaciones y curiosidad morbosa. No veía

urna de Anahí contra mi pecho-. ¿Cómo

, sus preguntas volvi

involucrada en un escándalo, Dra. Fra

? ¿También estaba invo

tán permanentemente dañadas

os, pero eran un muro de cuerpos, implacables. Alguien me agarró del brazo, tiran

ido sordo y repugnante. La tapa se abrió. Sus cenizas, una vez contenidas, se

ndo el dolor en mi muñeca vendada, tratando desesperadamente de recoger

aro abandono de su esposo? -gritó un reportero, su cámara destellando, capturando cada mo

ra ronca, las lágrimas corrían por mi cara mientr

l suelo frío y duro. Una luz blanca y cegadora, luego la osc

ojos abiertos con lo que parecía una alarma genuina. Estaba i

-Su voz er

ca, se detuvo en el aire. Apartó

distante, a un asistente que esperaba-. Y ase

rlos a mi cabeza sangrante, luego

á seguro de que no q

espalda, su voz

. Está manchada. Lléve

stante. Fueron más pesadas que cualquier dolor físico, más profundas que cualquier herid

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