rgente, cortó el bullicio de
te lugar, de esta humillación, de esta aplastante realidad. Rápidamente me alcanzó, agarrándo
tos, un destello de genuina confusión en ellos. "¿Por q
ganta estaba apretada de nuevo, las palabras que había dicho antes, las que
un dolor que sabía que era fingido. "Alejandra no l
la de la tragedia. Lo absurd
Cada terminación nerviosa me gritaba que cor
iz. Los padres de Alex donan mucho". Se pasó una mano por el pelo, un hábito nervioso. "Pero eso no significa que tu a
justificar, de minimizar. Estaba tratando de hacerlo mi culpa, mi "inten
zo, cada elección de color, era un testimonio de mi lucha, mi viaje, mi silenciosa batalla por ser vista. Lo había hecho por mí misma, sí, per
había descartado.
mbió su peso, claramente incómodo. Miró a su alrededor, como s
este fin de semana, ¿el viaje de campamento? Seguimos en pie, ¿verdad
ados, a juego con la que yo llevaba. Esa, la que había elaborado minuciosamente para su cumpleaños, había desaparecido hacía meses. Pero Alejandra llevaba una similar ahora, una p
do. Había elegido selectivamente a quién amar, a quién valo
r silencioso e interno que se sentía como si mi alma se estuviera encogiendo. Una sola lágrima, calient
éndose en mi pecho. No lo amaría más. No lo har
ampamento, el símbolo de nuestros "viejos tiempos", sería el últi

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