fía Vi
ido rítmico e inces
i me hubieran arrastrado kilómetros sob
tan apretadas que restringían mis respiraciones superficiales. Mi cabeza palpitaba c
los
a. Cegadoramente estéri
Sin tarjetas
revisando un portapapeles. Se sobre
ero sus ojos contenían una piedad pesada y s
dí
é. Mi garganta se sentía como s
teó con el goteo intrave
illo -admitió finalmente-.
sab
nfermera, su tono cuidadosamente neutra
espasmo me dolió dema
oc
e neón, y mi hermana estaba en
o camina
debe
ito ca
era cegador, blanco y candente, pe
, las ruedas de metal chirriando contr
hé antes
brillantes y
suite presidenci
do una uva. Mi padre
luciendo radiante con una bata de
i madre-. Ese letrero
bel, mirándolo con adoraci
e. Del tipo que solía darme en la oscu
re -di
un carrito. Una sope
s -anunció el me
riz. -No la quiero.
pie en la puerta, un fantasma
ron con una malicia
. ¡Estás despierta! M
al instante, la calidez desapareciendo c
ló, su voz plana-. Cla
agitando una mano con desdén-. Dásela a
la
. Rosad
los mariscos -
ón se quedó
mi padre, golpeando su copa de
reclinándose contra sus almohadas-. Igual que
a te ofrece amabilidad y se la arroj
atará
ando la mandíbula-. Solo intentas llamar l
Realmente
ije, mi voz huec
vuelta y
bligando a mi cuerpo roto a ir a la farmac
fuente del hospital en el pat
cinco minu
cadáver -d
umando un cigarrillo delgado, luciendo complet
uieres,
humo saliendo de sus labios-. Me eligió a mí. Me sa
e-. Puedes
. Todavía lo quieres
ro basur
rajo, la bonita m
anzó so
or los homb
io se había ido. No me qu
ás en la fuen
estaba
tante, arrastrando mi braz
ras se r
loreció en el agua clara,
! -grit
a, se arañó el cuello
tá tratando
rumpió en
l agua. Vio
a Isabel
untó. N
hacia

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