Alina
ato". Las palabras de Arturo, un eco
stia por la interrupción de Kenia, p
go, inconfundiblemente, sus susurros ahogados, seguidos por los s
, era un martillazo en mi ya destrozado
ola con fuerza contra mis oídos, desesperada po
s ya estaban gra
s primeros rayos del amanecer atravesa
das las demás, no e
ostro, una feroz resolución
m
ancé el pequeño pájaro de madera tallado por mi
o que me qu
, finalmente cayendo
s ojos se abrieron de par en par. Un gruñ
el corazón saltán
sculo y dientes, con ojos como c
o, Hades, una bestia a
tó la res
ncanto calculado, fingió ayudarme a superar. Había traído a Hades a casa, prometiendo desensibiliza
no solo gruñía. Te
e madera. El páj
ina y furiosa protección surgieron a través de mí,
lo que me
ando el dolor punzante en mi cuerpo
ente sujeto entre sus dientes. Corrí tras él, mis pie
una extensa y perfectamente cuidada e
en su rostro. Hades meneó la cola, dejando caer el pájaro a sus pies. Kenia lo
iéndose a mí, el desprecio goteando de su voz. "¿Tu
de muñeca, arrojó el pájaro de m
rujido, partiéndose en
aliento. Mi cor
tan agudo que despejó mi cabeza de todo miedo. La imagen de mi padre,
una rabia tan profunda que me sacudió hasta
Alina. Todavía tan ingenua. ¿Qué vas a hacer? ¿Correr co
ompió den
y la traición se fusionaron en una única y cegadora furia. Me abalanc
mi voz ronca. "¡Devuélvem
, agarrándos
obre mí. Sus dientes se clavaron en mi brazo, desgarrando la
una neblina r
derosa me arr
nante. El impacto me dejó sin aliento, la oscuridad arremolinándose en los bordes
tu
na máscara de furioso despr
nue

GOOGLE PLAY