ícil de asimilar. Hoy, sin embargo, no tenía otra opción que enfrentarse a él de una manera más directa. La reunión, que había sido programada por ambas familias, tenía c
ban el poder que emanaba de él. Las paredes decoradas con arte moderno contrastaban con la solemnidad del espacio, sugiriendo que, aunque su apariencia era seria, Alejandr
ompromiso, y esta reunión sería crucial para entender cómo funcionaría su vida en los meses venideros. A pesar de su res
y calculadores, la analizaron brevemente, como si estuviera evaluando no s
ando la silla frente a su escritorio. No era un saludo
que cualquier signo de debilidad sería un error. Desde el momento en que aceptó este matrimonio, s
mientras abría un maletín de cuero negro y comenzab
con seguridad, que había aprendido a no dejar nada al azar, y por alguna razón, esa cualidad la incomodaba. Sabía
o aire antes de añadir-. Quisiera a
ro sin emoción, como si estuviera hablando de algo completamente trivial. Sin embargo, Mariana se dio cuenta de que detrá
ones. Lo que buscamos aquí es estabilidad, tanto social como económica. -Sus palabras fueron directas, pero no carecían de una dureza calculada. Como si
monio sin sentimientos era algo que nunca había contemplado, aunque, en el fondo
Pero me gustaría saber cuáles serán nuestras responsabilidades espec
alíticos, parecían despojarla de cualquier fachada que intentara levantar. Era una
nuestra familia. Asistirás a los eventos sociales, a las reuniones de beneficencia, y serás la figura decorativa
e reducida a un objeto en esta ecuación. Esto no era lo que había esperado. Se estaba comprometido a se
enzaba a arder. ¿Era esto lo que me quedaba? ¿Ser una figura en su
ó hablando sin no
esponsabilidad de cada uno. No se esperan interferencias en la vida persona
podría adaptarse a vivir bajo esas reglas. ¿Respetuosa y dista
tía denso, como si una tensión invisible pesara sobre ambos. A pesar de que todo lo que se había discutido era un asunto de negocios, había una p
amente tensos, y la forma en que sus manos se apoyaban sobre la mesa mostraban que, detrás de esa fachada de CEO imparable, había más que solo un hombre de n
ía que la suya, había algo en ella que lo desconcertaba. Una fortaleza disfrazada de vulnerabilidad. No sabía si era por el acuerdo, o si e
a carga emocional seguía ahí, flotando en el aire. Cuando finalmente se levantaron para despedirse, la
quedado claro: este matrimonio no sería fácil. Pero más allá de los compromisos y las responsabilidades, había algo más que n
expectativas de otros? Mariana sabía que aún quedaba mucho por descubrir, pero algo en su interior le
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