Monte
o para su amante. El calor era inmenso, el humo una nube asfixiante. Iván se que
, luego a Candela, que estaba montando el espectácul
a elección estaba escrita en su rostro, un parpadeo de indecis
hacia C
brazos, sus movi
rullo tranquilizador destinado a sus oídos per
a levantó la cabeza de su hombro. A través del humo, sus ojos se en
los. Solo una confirmación frí
sas y destructivas llamas, sintiendo el calor en
vuelta, su rostro manchado de hollín y pánico. Me vio tod
ÁS HACIENDO? ¡SA
ró a Candela, a salvo en el césped, y luego de nuevo a mí, el premio
ación lo
en la casa llena de humo. Me agarró, sus manos magullando m
centímetros del mío, sus ojos de
do que me dejara allí, que tomara la decisión final e imperdonab
para correr de nu
o, refiriéndose a Candela que ya estaba a salvo.
de pie momentos antes de que Iván la moviera. La fuerza del impacto envió una lluvia de chispas y escombros en llamas por toda la habitación. Iván ya
o mucho más agonizante de lo q
a su lado en
Mi amor,
una espectadora desapegada, mientras se preocupaba por ella. Lle
Iván nunca se ap
dio puro e inalterado. Siguió a la ambulancia, dejándome s
o deliberadamente al pasar corriendo, tirándome al suelo.
enado, como si le hablar
taxi al
ierna vendada, el rostro pálido y manchado de lágrimas. Iván estaba sentad
mblorosa-. No es tu culpa. Y... y no te enojes con
hora, se pintaba a sí mism
e golpe cuando entré. Se puso
ces aquí
¿no es así? -pregun
i te matas a ti misma! ¿Qué crees? -siseó, manteniend
mí, agarránd
parte con ell
a con ojos grandes e inocentes, una pequeñ
-d
de Iván se
hará
na horda de reporteros y fotógrafos entró en tropel, los fl
to que incendió la propie
que su esposa atacó a su becaria!
que intentaste p
losamente durante cinco años, de repente era noticia de primera plana. Había gastado una fortuna borrando
rostro. Pensó que yo había hecho e
enzó a llorar de nuevo,
-sollozó-. Fue un accidente.
nitivo. Se acercó a la cama, apartó suavemente un mechón de cabello del
aras, su brazo descansando protect
mente. Sus acciones de hoy fueron... lamentables. La señorita Soto e
mente, sus ojos
acabó. De ahora en adelante,
millándome públicamente
ma de su hombro, sus ojo
. Porque mi verdadero plan, el que se había puesto en marcha en el
gnoré a los reporteros que gritaban. Encontré una l
obre mi corazón, tracé el contorno de una sola y perfecta flor con
enviado a través de ci
ófono más cercano, mis l
una oración y una promesa
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