Instalar App
Historia

Capítulo 3

Palabras:1126    |    Actualizado en: 04/11/2025

Monte

, pero el coche no se

mportara, sino porque él no val

s de miedo. Estaban llenos de una luz salvaje y triunfante. Había

un l

ir una palabra. Dejé mi coche maltrecho en el callejón y pedí un taxi. E

n mi agenda, pero mi estrategia tenía que cambiar. Una confrontación directa con

sitaba ser más f

ono vibró con un mensaje i

o que hice estuvo mal. ¿Podemos vernos, por favor? Nece

e sus habituales burlas engreídas. Era humilde

ía curiosidad. ¿Qué nuevo nivel de

e?* re

el Valle de Guadalupe.

esperando

estilo toscano con vistas a hileras e hileras de vides, las hojas apenas comenzando a dorarse

n un vaporoso vestido blanco, pareciendo en t

enir -dijo, su voz s

la miré, mi expres

gesto para

vor, ha

nea de piedra, fue un retrato. Era una fotografía, ampliada a un tamaño obsceno, de

so lo que me

la foto. Era de hace seis años. Antes del accid

na pequeña y cruel sonris

mpo. Él patrocinó mi beca para el Tec de Monterrey. Yo solo era una chi

elación. Fotos de ellos por todas partes. En una gala de caridad.

tinuó, su voz goteando falsa simpatía-. En la habitación de invitad

sonido am

on tan mentiro

l accidente. -Fue una afi

que te iba a tener, sin importar lo que costara. Estaba tan celosa. Pero fui

de joyas. Mis joyas. Piezas que Iván m

. Tiene un gusto terrible, ¿sabes? Tuve que guiarlo. Incluso tu anillo de bodas... fue mi e

donde el pesado y ornamentado diamant

lo miraras -susurró, sus ojos brillando con

sentes "considerados"... todo había sido filtrado a través de ella.

iempre fue mío. Tú solo fuiste un intermedio. Un r

orgullosa de su vida de segunda mano. Ella pensaba

or mi rostro. Era una sonrisa g

dela -dije, m

a conf

cerme? ¿

da. Preguntándome si estaba siendo demasiado cruel. Pero tú... eres tan maravillos

lo y saqué un encendedor de plata antiguo. Un regalo de Cale

-preguntó, un destello

un tributo más apropiado -

ó, pequeña y desafiante. Caminé hacia

! -chilló, r

a cortina. Prendió al instante, una línea de fueg

as vigas de madera del techo, devorando el santuario de sus r

olo me quedé allí, observando las llamas, una sens

o, escuché el sonido de un c

v

l ver el infierno. Miró del fuego a mí, luego a Candela,

los ojos, el calor de l

tranquila y clara sobre el crep

-

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY