/0/20543/coverbig.jpg?v=f997b718069e5e1d4d6cb3d37d36f630)
y amnésica del magnate tecnológico que me
asonido; era un clip de noticias que mostraba que mi verdadero prometi
o el viñedo que él construyó para ella, eligió
rteros que ella había llamado, me r
ltimamente -anunció, sus palab
a las cámaras, tracé un símbolo secreto sobre mi
o, convirtiendo mi humillaci
é-. Es hora de
ítu
Monte
clip de noticias de hace cinco años que mostraba los restos humeantes de un helicóptero, lo que finalmente rompió la presa en
una mezcla nauseabunda
a se me ocurrió cuestionarla. Iván Macías, el magnate tecnológico que me "rescató" del accidente, el hombre
s exactamente a mi gusto. Un mundo de amor posesivo, casi patológico. Él elegía mi ropa, mi comida, mis amigos.
y abrasador, había comenzado a desviarse. Estaba aburrido. Aburrido de su esposa per
scudo. La había visto por la oficina, sus ojos siempre fijos en Iván, con un hambre que reconocí porque yo también, alguna
culo. La paseaba por todas partes, la apadrinaba, le construyó un m
e deliberado y malicioso de Candel
n bucle silencioso. Una reportera con el rostro azotado por el viento, el metal retorcido del helicóptero detrás de ella. "...trágica pérdida de la reconocida curadora de arte Elia Montes, presun
le
na habitación en mi mente que había
en el helicóptero, riendo, con copas de champán en las manos. Me estaba contando sobre la casa que estaba diseñando para nosotros,
ga, Elia -había susurrado, su pulga
e su eje. Los brazos de Caleb envolviéndome, su cuerpo como un escudo. Lo último
del teléfono
do, demacrado, mis ojos vacíos. La mujer
er se h
talizarse en mis venas, nítida y clara. Iván no me había rescatado. Me había robado. Había visto
a imitación barata desesperada por tomar mi lugar. Ell
casi me
. La mujer que podía desmantelar a un oponente con una sola frase bien colocada. La mujer que entrenaba Krav Maga d
de nuevo. Un nuevo
Iván ya va para allá. Intenta no hac
mis labios. Oh, habría una escena.
a la pinta del rey de la tecnología de Monterrey: imposiblemente guapo, con una gracia depredadora en
¿qué pasa? ¿No
rente. No me inmuté. Dejé que me tocara, su p
-dije, con v
mar tormentoso, escanearon la habitac
álida. ¿
os videos -dije con cal
tes de ser reemplazado por una máscara de cansada resignación.
yo... es solo una aventura. No significa nada.
había preparado. El
olo lo miré, m
io lo pus
Chilla. Lanza algo. Per
te me pu
-pregunté, mi voz de
ó por sorpresa. Su
S
o -afirmé. No e
No tiene por qué cambi
oral ridículamente caro. Lo habían entregado esta mañana, con una tarje
ije, volviéndome para mirarlo-. Y un
mente construido que había creado a mi alrededor comenzó a
ando? -preguntó, su
ietantemente agradable-. Del que me "rescataste". El que
a flotara en el ai
eb F
de furia blanca. Dio un paso hacia
emoria está revuelta. Ese ac
e estoy diciendo -susurré
trolarme. Para atraerme a sus brazos y susurrar más men
jarrón firme en mi mano. Trop
s a darme la
a con la desesperación de un
a vez, pero no tenía calidez. E
-dije suavemente, mis ojos fijos e
hacia él, sino hacia el cuadro multimillonario de Rufino Tamay
l agua contra el lienzo fue el sonido más
ira. Miró del cuadro arruinado a mí, y por primera vez en ci
onst
friante, que estaba a punto de
-

GOOGLE PLAY