ra
aba hecha un ovillo en el fondo de la escalera. Mi cabeza se golpeó
vi fue a Ethan, de pie en lo alto de las es
i voz un susurro
lor que me aterrorizaba. Una agonía profunda y punzante se apoderaba de
b
áscara fría e ilegible. No había preo
ando en el vestíbulo repentinamente silencios
asomaba por encima de su hombro, con un
espectadores que se habían reunido en lo alto de las escaleras-.
e dio la esp
a atrás. Ni
as, dejándome sola en el suelo frío y duro. Una desesperación profunda e ins
vo, más agudo esta vez, una sensación brutal e in
e abrieron
a mano temblorosa a nadie-. Po
nuestro aniversario, ya no estaba impecable. Una mancha carme
Tanta
odo el peso del horror se derrumba
e acabó. Se había ido. La pequeña vida que había atesorado y protegido dur
ambulancia! -gritó la voz
ostros entraban y salían de mi campo de
insoportable y oraciones desesperadas. Me aferr
iendo por mi rostro-. Por favor, tie
un médico de rostro amable, su voz suave-. Neces
eranza, traicionera y estúpida, parpadeó en mi pecho. Vendría
el teléfono en altavoz. Sonó un
la voz de Ethan.
Llamo por el señor Ethan Garza en relación con su
r la voz empalagosa de C
, es del hospi
al teléfono, su tono got
han está tan preocupado por mí, la quema
morragia. Está perdiendo al bebé. Nece
i voz apenas un hilo de sonido. El
Ethan... dile que estoy perdiendo a n
uel-. Kiara dice que está perdiendo al bebé. Siempre ha s
voz de Ethan, dis
contigo. El doctor está a punto de ver
con la fuerza de un golp
-repitió Chantal, saboreando cada palabra-.
e en mi vientre intensificándose en una ola d
a voz fría y furiosa de Eth
este acto patético, mañana mismo pido el
ea se
lamento de la sirena y el pitid
do, me miró con más compasión de la que mi
gado ahora -dijo, su
mi
mucho. Ese hombre
las demás, me atravesó. Sentí una profunda y
más profunda y rota
l techo de la ambulancia, las luces int

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