img El adiós número noventa y nueve  /  Capítulo 4 | 17.39%
Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:942    |    Actualizado en: 28/10/2025

ana

isa condescendiente. El juego continuó, un borrón sin sentido de ruido y risas forzadas. Unos minuto

sus ojos una vez

a sentarme allí y ver un segundo

as un susurro. Me levanté con piernas temblorosas y me alejé

gua fría en la cara, tratando de lavar la sensación de sus palabras, de las miradas de lástima de todos. Me dije a mí misma que

o someterme a más de esta tortura. Me escabulliría por

a lateral, oí voces provenientes del estudio contiguo. La

ejor amigo de Javi-. ¿Enfrente de todos? 'B

mi corazón latiendo

es con esta mierda de 'terminamos'. Es solo otro de sus

convirtió en hielo. Él pe

acilante-. Se veía diferente esta n

azando con romper para hacerme rogar, como siempre. Cree que puede controlarme. Bueno

ción. La humillación pública, las palabr

-preguntó Mateo-. ¿Vas a s

Ambos lo sabemos. En una semana, tal vez dos, cuando haya llorado hasta quedarse seca y se dé cuenta de que no voy a volver, apareceré. Di

erpo. Era más frío que el agua de la alberca, más frío

olo una estrategia. Una herramienta de manipulación. Un

is movimientos silenciosos y fantasmales. Me deslicé

sentir era el frío penetrante que parecía emanar de mis propios hues

ofre de su camioneta destartalada, viendo el atardecer. Me había mirado con tal asombro, como

dolor que se siente como si pudiera matarte físicamente. Me había acostumbrado tanto a su pres

stro amor se agrió en esta

Todo comen

lar las redes sociales con sus fotos. Odiaba el apego, pero la dejaba colgar de su brazo como un bolso de diseñador.

da vez que mi dolor fuera el catalizador para que él despertara y viera lo que estaba haciend

rsona que se ahoga. Fueron vistos como infantiles, molestos, predecible

do el camino a casa. Al acercarme a mi casa, vi la familiar camioneta de

te a él, de espalda

mano. El remitente era inconfundible: New York

saltó a m

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY