a Herre
de mi vida, la culminación de años de desvelos y de
marca. Era llamativo, fotogénico, algo de lo que podían presumir en las cenas del club. Mi trabajo era... silencioso. Sucedía en
noche. -Nunca les pedí que eligieran. Nunca quise ser una carga. Solo quería, p
do la invitación que dejé en la barra de la cocina. Asumí que, incl
ra ellos, yo solo estab
e veía obligada a volver a ver desde mi nueva perspectiva et
n casa, haciendo los ajustes finales a mi presentación.
. No el portazo ruidoso de mi famili
ran grandes, vestidos con ropa oscura, sus ro
do, mi voz temblando mientras me levan
espacio, absorbiendo todo el aire. Uno de ellos levantó una llave. Una llave que r
s frío que la muert
llave-. Asegurarnos de que te pierdas tu fiestecita de est
a toda velocidad-. Por favor, solo v
re me agarró, su mano como un tornillo de banco en mi brazo. Fue
jo a su compañero-. Una foto.
de malicia. Estaban disfrutando es
alina que atravesó el miedo. Me defendí. Pate
un e
ies se enredaron y caí hacia atrás. La parte posterior de mi cabeza se golpeuego, un calor que se extendía por mi cabello, por mi cuello. Podía se
isa murió en sus gargantas, reemplaza
e ellos-. Se suponía q
rrieron. Salieron a toda prisa por la puerta trasera y desapar
llí. Mi visión se estaba volviendo borrosa, la habitación se inclinaba violentamente, pero l
pida. Sonó una, dos veces, y luego se fue a
o iluminó la panta
entendimos. Estás
aban que esto era un juego. Estaban bloqueando mis llamada
ero que se me ocurrió. Damián. Mi prometido. El ho
al segund
aída. Podía oír el bajo de la músi
ido húmedo y gorgoteante-. Ayúdam
n sonido de fastidio que destrozó
e impaciencia-. No puedes hacer esto esta noche. No
-. Es grave, Damián. Creo...
-. Mira, mañana te llevaré a una cena agradable para compensarte, ¿de acuerdo?
ea se
bía c
ntendí. No habría una cena agradable mañana. No habría un mañana en abte pensamiento resonó en el silencio de mi mente. Era algo que Camila me h
cieras! ¡Ojalá e
mientras mi mundo se d
umplió
-