casaría con un Garza y coronaría al próximo director general. Durante años, perseguí a
la pulsera que era para mí a mi herman
a punto de ser el director general.
apellido. Me humilló, me engañó con Juliana y exigi
sta que me abofeteó en público e inclus
un matrimonio infernal. Me envenenó lentamente y m
ba de vuelta en esa fiesta, justo moment
a verdad. Y sabía qu
ítu
Fe V
a sentencia que como una promesa. Dictaba que en mi cumpleaños número veintidós, me ca
cerró a mis espaldas y el peso de sus palabras se asentó sobre mis hombros.
raba evitar. Bruno Garza. Y no estaba solo. Un grupito de sus primos
si fueran el Mar Rojo, dejando a Bruno de pie, una im
jo con desprecio una de las primas, una
soltó u
iendo a Bruno, Fe
í -murmuró otra, lo suficientemente alto para que yo la
ndario cofundador, como si su fantasma fuera
e comporta -dijo Ximena, su voz goteando una falsa lástima-
invierno. Dejó que sus palabras flotaran en el aire, cada una como una pequeña y afilada piedra la
voz de Bruno cortó los sus
e, su mirada recorr
ugando en sus labios-. Estabas con mi abuel
o vago hacia
del socio fallecido" ya está muy viejo.
a hacerme sentir pequeña y patética. Creí
nuó, su voz baja y amenazante-. Pero se acabó. Me
encia de parie
De cómo no me dejas en paz. Estoy empezando
ca, su perfume inv
on mi abuelo no cambiará mi opini
rada que me había dado mil veces en nuestro matrimonio infernal, la mirada que precedía
a, un amor tan ciego que me había llevado a la mu
. La Fe que él recordaba se habría desmoronado.
a estaba
je, mi voz sorprendentem
mirada sin
er a Don Fernando de mi la
ra por un momento antes
i cumpleaños número veinti
as en los rostros de sus primos se congelaron,
deó Ximena-. ¿Aquí? ¿D
do personalmente en los asuntos sociales de la familia durante años, no desde que su esposa falleció
e cumpleaños era más que un si
segundo cumpleaños, elegiría a uno de sus nietos para ser mi esposo. Mi elección no solo determinaría mi futuro, s
en juego era
extendió por el rostro de Ximen
nroneó-, felici
, sus tonos melosos
a punto de tomar
ente te
rteza engreída. Me miró, un brillo triunfante en s
e una victoria condescendiente-. Finalme
recorriéndome. Bajó la voz a un
o -siseó-. Espero que no cometas l
z" me provocó un escalofrío.
ndiciones. Viviremos en alas separadas de la casa. No te meterás en mis asuntos personales
eco de nuestra vida pasada en sus palabras, q
Br
vestido blanco que la hacía parecer inocente y frágil, su largo cabello caía en suaves
mbre frío y calculador que acababa de dar un ultimátum
sientes bien. -Corrió a su lado, su voz teñi
mente en él-. Mi padre insistió en que vin
mano, su ta
nada. Ya
a mí, y la frialdad regr
erfectamente sana, pero aún necesitas un séquito. Ju
otector, apartándola com
pasillo, él miró hacia a
voz una amenaza grave-. Compórtate. Si s
osa y amarga, sub
Br
ras cuánto deseo
-