img Mi segunda oportunidad, su arrepentimiento  /  Capítulo 3 | 30.00%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1067    |    Actualizado en: 25/09/2025

Fe V

ctante. Todos los ojos estaban puestos en mí, esperando. Esperaban que me quebrara, qu

ruedas de Caleb al centro de la habitación. Se veía tal como Bruno lo había descrito: pálido, delgado, co

asó entre Bruno y sus compinches. La trampa

bras "Elijo a Caleb" e

palabras de Don Fernando e

quién sea. Pero esta familia... es un nido de víboras. Cuando hagas tu anuncio, no lo hagas co

a, y vi un destello de algo en sus ojos cuando se enco

ista como un acto desesperado y rencoroso. Me haría parecer débil y pondría a Caleb en una posición aún más vulnerable. El cl

boca. No discut

ue se

i la vuelta

pavoneándose. No dejaba de mover la muñeca, dejando que los diamantes de su nueva pulsera atraparan l

ulce y venenoso-, aunque te cases

na estrella de las redes sociales con una vida perfectamente curada.

uerdo de mi vida anterior era tan claro como el diamante en su muñeca. Recordé en

y él la había protegido, mirándome como si yo fuera el monstruo. El shock

rminó casándose con algún heredero extranjero, su vida una brillante hist

labios, puedes quedártelo. Casi tenía curiosidad por ver cóm

voz tranquila. La admisi

ara mirarl

al hombre si no pue

le di una suave pa

nto, Juliana. Entonces

sonrisa m

bos toda una vi

rfectamente pintados entreabiertos por la sorpresa.

con una risa despectiva-. Pero sé que solo

para la familia y las cortesías forzadas. Mi padre, ajeno co

en días. Estaba en el vestíbulo, vestida con un traje de diseñador y goteando joyas que sabía qu

engreída sonrisa se e

vuelta-. Bruno me lo compró todo. Insistió. Dijo que

lo quería entregar el regalo e irme. Intenté r

su voz empalagosamente dulce-. ¿Por qué eres tan fría? Sé qu

lenaron de lágrimas de cocodril

empujé a un lado, no con fuerza

un jadeo teatral, las lágrim

esonando en el vestíbulo de mármol

ocado por su grito de damisela en ap

endo? -rugió, su rostro c

dedo tembloroso

tu propia hermana, F

ra sollozante de Juliana en el suelo, un cuadro

sin humor se esca

a cabeza-. Es tan joven y ya es t

ido de mi boca cuando un agudo

ía abo

ella de esa manera -gruñó

-

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