azos de Javier, sus sollo
r. Quería darte un hijo
murmullo bajo-. Somos un equipo. Somos
tan delicada que se sintió como un golpe físico. Retrocedí
taba escu
l puesto cuchicheab
Franco? Es tan de
unta directiva cuando ella llamó. Y la forma en q
ef con estrella Michelin de París. Y cuando un reportero intentó hacer una pregunta invasiv
ando en mis oídos. Este era el hombre que afirmaba n
al lado de Krystal día y noche. Cómo le masajeaba pacientemente los pies cuando se hinchaban. Cómo hacía
. Krystal estaba en el asiento del pasajero de su Mercedes-
n me puso aquí-. Me alegro mucho. Tienes que venir a nuestra fiesta
ar atrás. Pero una parte oscura y autodestructiva de mí necesit
ía -dije, co
stas a la ciudad. Me quedé en un rincón, con una copa de
ó del techo y comenzó a reproducirse un video. Un montaje de l
ñeco de nieve en Aspen. Todos los lugares a los que él y yo habíamos soñado ir. Lo estaba haciendo tod
imer plano de ellos el día de su boda. Él la miraba, sus ojos brillaba
de amor era su teló
os de rosas blancas, las favoritas de Krystal. Mis favoritas, los lirios morados silv
, con los dientes al descubierto, se lanzó desde los rosales. Grité
do en un instante, poniéndola detrás de él, su cuerp
anzó, sus mandíbulas se cerraron en mi brazo. Un dolor agudo y cegador me atravesó. L
mi corazón e
aban los perros grandes después de un incidente en la infancia. Me
o de su esposa me destrozaba. Su