siguiente. Esperé hasta que su coche desapareció por el l
as sábanas eran un desorden enredado en la cama que una vez compartimos. Una botella de champán vacía y dos c
. Javier, con sus brazos rodeándome en esta misma cama, susurrand
que sonó más como un sollozo. ¿
artituras habían desaparecido, mi teclado estaba cubierto por una fina capa de polvo. En su lugar, e
azado en su cama. Me ha
nada para mí aquí. Cuando salí a la entrada, un elegante coche deporti
la conductora. Krystal Gómez. Una sonrisa triunfa
ierna. Mi cabeza golpeó el suelo y el mundo giró. A través de la neblina, la vi salir del
do de las máquinas. Hospital. Otra vez. Me palpitaba la
de mi habitación, escuché la voz
r dijo que solo tiene algunos rasguñ
ho. Sentí como si mi propio pecho estuviera siendo oprimido en un tornillo. Recordé que me abrazaba a
las almohadas. Un momento después, Javier estaba allí, su rostro una
preguntó, su voz un suspiro frustra
ro que tanto había amado. Era el r
reprimiendo la
ujer? -pregunté,
ncia de apar
es Kr
enrojecidos pero el maquillaje perfecto. Se deslizó ha
po. Te ve como una hermanita. Siento muchísimo lo que
e una bofetada. Me reí,
argos. Quiero que l
en la habitac
la de Javi
ue un accidente. No hay nec
voz subiendo de tono-. Aceler
. Se volvió hacia Krystal, su expresión se suavizó-. Debe
con el brazo alrededor de su
me apoyaría contra cualquiera. La realidad de su t
de una panadería al otro lado de la ciudad, los mismos que solía t
blar -dije, apa
a mano por su cabello
erdo de negocios. Un contrato. Tan pronto como la fu
tacto se sentía
e he amado a ti. Solo.
la súplica en sus ojos. Por un segundo a
su expresión se suavizó inmediatamente en u
hacia la puerta-. Krystal no se sie
a vo
itieron caminar con muletas. Cojeé por el pasillo, nec
puerta estaba abierta. Estaba sentado en el borde de la ca
ió el estómago-. El doctor dijo que podemos intentar
suavemente
ar y ponerte fuerte de
olo... el obstáculo. La hermanita. La