irmación de una verdad que ya había aceptado. Mi amor p
arla", dije,
rró con más fuerza, su rostro contors
o que debería s
ón de aguja se enganchó en la alfombra afelpada. Cayó con fuer
crujido
co. Luego soltó un grito agudo
e. César estaba allí, la neblina de borracho desapa
asó?",
arrándose el brazo. "¡Ella m
on un dedo
e la cara porque me parezc
negarlo? Él creería lo que quisiera creer. Cree
de lágrimas de Karla al mío, tranquilo. Su mira
Karla, la tomó en sus brazos y
al pasar
al guardaespaldas que h
e firme. No me resistí. Era una prisione
é en una silla de plástico duro mientras César camina
co, con el ro
úbito. Hay un daño tisular significativo. Necesitará cirugía para fija
tormenta. Miró al médico, pero su s
u voz peligrosamente baja. "¿
íamos del muslo de la
ió. Sus fríos ojos
de ella
undido. "Señor Burke,
uera un hecho innegable. "Ella proporcionará lo
temblor me recorrió. "No. Yo
ueando la dura luz fluorescente. Se cernió
e, Kenia", dijo, su voz un gruñido bajo. "Harás
paldas. El hombre me
o fue inútil. Era
que no la empujé!". Supl
o -¿duda? ¿vacilación?- pero
e veo", dijo, su
de tratamiento y me forz
, se acercó. "Señor Burke, necesitaremos admi
", interrumpió otra enfermera. "Podemos sedar a la señorita Bates
bitación, comenzó a llorar. "César, m
Sus ojos estaban en el médi
esposa sin anestesia supondrá
r un pico en la presión arterial, pero... no. No debería supo
nestesia a la señorit
e los pulmones. Miré al hombre que una vez había am
histérica se esc
r, todo para arreglar una lesión que no causé. Todo porque estaba más pr
con un bisturí. Vi e
io hasta que sa
fue agudo, eléctrico, una agonía candente que me robó el
co sordo de la agonía que se había tallado
a jaula de oro. Era una t
ía alcanzado su