img La esposa que nunca vio  /  Capítulo 1 | 4.17%
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Historia
La esposa que nunca vio

La esposa que nunca vio

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1675    |    Actualizado en: 15/08/2025

so. No porque me amara, sino porque yo llevaba el corazón d

o, un fantasma cruzó nuestra

e su "muerte" había sido una pr

irando mi pecho. "Ay, querida. Ese no es mi cor

a razón entera de mi jaul

ítu

Las copas de cristal sobre la larga mesa del comed

Polanco era frío y osten

los ojos fijos en mi pecho. Nu

la misma pregunta que me hacía todos los

bien,

ón de su primer amor muerto. Mi vida era una prisión construida a base de chequeos médicos, comidas orgánicas y a

er estaba parada allí, bañada por la luz del vestíbulo. Era

mujer que se sup

mano y se hizo añicos en el suelo de mármol. La miró fijame

su voz una suave m

illantes. Ni siquiera me miró. Y

stra mesa y me miró por primer

s ojos en mi pecho. "Pero ya regresé. D

or o celos. En cambio, no sentí n

ije. Mi voz era t

esperaba lágrimas, una pelea, una escena patética. Pero la mujer que amaba a César Burke había

ose rápidamente. "César

se de

o lo mejo

e frío de la noche me golpeó la cara al

sé en su salud o en su historia. Solo lo sentí latir. Y supe, con una claridad repentina

rsitaria, un multimillonario hecho a sí mismo cuya tranquila intensidad dominaba la sala. Me enamoré de él al instante, un enamoramiento tonto e i

dijeron que moriría sin un trasplante. Acostada en una cama de hospital, escuché la noticia de que el yate de Fabiola se

to a tiempo. Sobreviví a la cirugía, solo para que una enfermera compasiva

espués, entró en mi vida, gentil y atento. Hablaba de Fabiola y yo escuchaba, pensando que encontraba consuelo en el pedazo de ella que yo llevaba. Sabía que miraba m

"Necesitamos proteger el corazón", decía César, con voz suave pero firme, mientras prohibía cualquier cosa que pudiera elevar mi ritmo c

se marchitó, hambriento de afecto. Yo no era una persona para

resó. Y me dijo la v

prueba", dijo Fabiola. "Tenía que saber si de verdad me amarías para siem

como si no pudiera respirar. Luego Fabiola

Ese no es mi corazón. Estoy perfectamente san

e todo nuestro matrimonio era una mentira. Una mentira que

li

nza se había ido. Todo lo que q

y preparé los papeles del divorcio. No p

asa estaba a oscuras. Entré a mi est

lí, en medio de la hab

s?", exigió, s

", dije, evit

tan tarde. Es malo para tu sal

a de mi salud. Si

ho, pero esta vez no era mi

bien,

ceptaron", dije, mi voz temblan

o es quedarte aquí y ser mi espo

una fuente de dolor secreto

cetos para mi solicitud a CENTRO esta

reco

Comenzó a romperlos, uno por uno. El sonido del pa

echos trizas

ro de mí

arrancado de mi garganta. "¡No soy una muñeca! ¡No

! ¡Tengo una vida! ¡

orazón de Fabiola, Kenia. Y tú ere

rriendo por mi rostro. "¿Y si quiero ser d

Se me cortó la respiración. Tropecé,

ante, reemplazada por esa preo

sus manos flotando sobre mí

astillas que siempre tenía cerca. La medica

voz un murmullo bajo y suave. Era la voz

a. Quédate conmigo y te

a. Ya no sentía nada por su toque gentil. Era el

cho disminuía, una fría determ

con los o

de mi bolso. El ac

en la calle Masaryk

, no por la sospecha. Pensó que estaba teniendo un berrinc

taba firmando. Simplemente garabateó su nombre en la línea

añadió, "y podrá

bre el papel fue el sonido

ésar Burke. El nombre que había de

bado. Tenía

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