médico para que revisara su "desmayo" y personalmente le preparó una comida caliente. Yo era una prisionera
ás tarde, su voz s
tenemos q
ablar -dije a través
oz llena de una frustración cansada que
do hueco y vacío-. No me nec
os momentos después, esc
constante. Sabía que tenía que decírselo. Tenía que habla
La puerta estaba entreabierta. Escuché l
uise que llegara tan lejos! Elías Garza
que era una espía. Admitiend
geló en el pom
ché un sonido suave, un sonido que conoc
o. Estaba eligiendo
cuché preguntar, su voz densa
omenzó Gema, pero
-. Te amo, Gema. Nos encargaremos de Helena. Nos d
razando, sus labios sobre los de ella. Se movían juntos, sus cuerpos entrelazados en un abrazo apasionado
a, al rojo vivo, que me desgarró. Miré hacia abajo. La s
ro solo salió un jadeo ahogado. No
lizándose por la pared, dejando un r
e encontró al pie de las escaleras, a
, corriendo a mi lado-.
rré del brazo, mi agarre sorprendentemente fuerte-. No... n
i fue el rostro horrorizado de Doña El
.
do estaba borroso, silenciado. Un médico
ave-. Hicimos todo lo que pudimos. Pero el feto..
ido. Mi bebé mila
citas de seguimiento, pero sus palabras eran solo r
nté, mi voz un m
ido-. No, estaba bajo anestesia
veo
frío se encendió en el vacío
jos fijos en los suyos-, quiero q
xpresión una mezcla de
n fría y afilada como un trozo de