favorita de un restaurante famoso en San Pedro. Lo dejó en
a esto -dijo, con voz
na máscara en blanco. No quería su s
favor -supl
ntamente, mis ojo
De cómo me dejaste para qu
cruzó s
. Los secuestradores... s
té, mi voz plana-
bajando la mi
engo una responsa
o que antes me habría reconfort
-espeté, mi vo
tuviera en llamas. El movimiento envió una sac
. Sé que te lastimé. Sé que metí la pata. Pero eres mi e
rmera entró corriendo en la ha
La señorita Cantú está teniendo otro ata
s no
ijo, su voz una mezcla
que tiró el recipiente de sopa que me había traído. Cayó
í, y de nuevo a la puerta.
mente
te de la habitación, dejándome con el olor a so
mis labios. Era un
el mundo para él. Qué chist
enfermeras pasaron por mi pu
ó una-. Nunca se aparta de su lado. P
tó la otra-. Ha estado
graves. Pero la señorita Cantú... ella
o que quedaba de mis ilusiones. No era solo una deud
echo, tan intenso que me quitó
e salir
lamada. Mi asistente,
bien? -preguntó, su rost
e, mi voz fi
s dijeron que nec
voz adoptando el tono que usaba en la sala de juntas. El que
ron de par en par, pero a
sus voces. Los vi. Él estaba sentado en el borde de la cama de ella, acariciándole el cabello mientras ella yacía con la cabeza e
tado, se hizo añicos en un mi
ue habíamos firmado cuando fundamos Grupo Vértice. Una cláusula
me apuñaló en el bajo vientre. Me aferré a la pared
or. Pero no aquí.
que es