d. La doctora era una mujer de rostro amable y ojos gentiles.
esión una mezcla de simpatía y ca
yo lo habíamos intentado durante años. Tenía una condición
ra suavemente-. Carlos estaba tan emocionado. Dijo que
ra amarga en mi gargant
lo? -pregunté, las palabras si
doctora se arque
ica oportunidad de tener un hijo. Es un milagro que haya
hombre que ama
mbre que me había traicionado. Pero también era parte de mí. Era mi hijo.
cambiar las cosas. Quizás era lo ú
última oportuni
diseñado desde cero. Se sentía fría y va
iento. Cuando me vio, un destello de sorpresa cruzó
estar aquí. Deberías
n -dije, m
ando de rodearm
sobre
ba al jardín, donde los rosales que plantamos juntos estaban en plena floración-. ¿Recuerda
es -dijo,
rlo, mi corazón la
más, Carlos. Una última o
a parpadeó
que
filadas-. Mándala lejos y no la vuelvas a ver nunc
nza en sus ojos murió, reemplazada
o con la cabeza-. Le debo al padre de ell
tratando de destruirnos! -grité, mi voz queb
ndo -dijo, su voz endureciéndos
se desgarró de mi gargan
, incapaz de enc
sa, Helena. Eso
va, una confirmación de la
abrazo, para calmarme
o las palabras estaba
apa
ías algo para lastimarme, te pondrí
iento
i voz volviéndose de hielo-. No
usto, dividido entre su deber y su esposa. No veía
eranza se marchitó y m
me alejé de él,
u teléfono. Respondió, su voz cambian
a de seguridad? ¿
staba hablando de Grupo
siones, dando órdenes. No me incluyó. Ni siquie
éfono y agar
la oficina. Es
tra palabra, dejándome sola en
rado las puertas de su corazón, y ahora me estab
ndose en mis entrañas. Pensaba que era débil. Pensaba que me quedaría de
equiv
éfono y marq
uedas sobre una mujer llamada Gema Ca