a tranquila para ellos en un suburbio lejos de las relucientes torres d
miembros fantasma. Valeria era un espectro, su ansied
aleria, con voz diminuta mientras me apr
verdad. Destrozaría lo p
ras sintiéndose extrañas y pesadas en mi lengua. "Es
su joven rostro envejecido con una amargu
ndome frente a él. "Esto no es tu
Russo, sonriendo seductoramente, apoyada en un Ferrari nuevo, rojo cereza. L
azón: *Gracias por el coche nuevo, ex-Sra
rganta. Se estaba burlando, restregánd
una pequeña y descolorida foto nuestra. Había ahorrado durante meses de su trabajo de medio tiempo para comprar
icos que sostenía. Se abrió de golpe, esparciendo vendas
o tenía una caja de venda
ión. La había presentado como una estudiante brillante y de bajos recursos a la que estaba patrocinando. "Tiene fueg
r qué la fundación le daba a ella mucho más
", había respondido él con suavida
gicas. Era en su lealtad, en su cama. No estaba invirtiendo en una cirujana; estaba
ra una mentira. Toda nuestra vida juntos habí
e flores caras y traición. Metódicamente revisé los armarios, sacando los vestidos de alta costura,
dije. "Todo. Y quiero que la demand
n. "Un hombre como Héctor Puentes... esto podría ponerse muy fe
rienta. Lo abrí, miré nuestros rostros sonrientes y luego lo cerré de golpe. Tomé un marcador negro y firmé mi nombre en el re
re con los papeles firmados
con los ojos llenos de lástima. "Se
a no creía en
orre de vidrio y acero que perforaba el cielo. Había sido
ora después. "Está hecho,
n",
estará nada
epentiría de esto. Solo me arrepentiría de no ha