itación al oír los gritos del niño.
do de Jorgito, levantándolo en
¿Qué pasó? -pregunt
ándome con un dedo tembloroso e ile
Sus ojos, momentos antes llenos de falsa preocu
xigió, su voz baja y peligrosa-
pecé, pero me
ara darte una familia, ¿y así es como lo tratas? ¿Porque no
ba usando mi dolor, el sacrificio que
ención centrada únicamen
á está aquí. Llamaré al
lo de cerca. Antes de irse, me lanzó una mirada por enci
so en el aire. El tazón roto yacía en el suelo, un símbolo de
a había mirado
to que resonó en la habitació
l botiquín de primeros auxilios y torpemente envolví la quemadura, el dolor un recorda
enas sangraba. Max me había llevado corriendo a urgencias, su rostro pálido de preocupac
a ido. O tal vez n
teza escalofriante, no era eterno
. Vio mi mano vendada y tuvo l
mento lo que dije. Solo est
su voz su
ía causar problemas. ¿Puedes enco
estaba pidiendo que perdonara al niño que me había lastimado
ije
onido de paci
y a dormir en su habitación esta noc
tar con ella. Lo sabía.
ije, mi
una pelea, lágrimas, acusaciones. No sabía que la
mi frente, un to
nsa un
o se
do la oscuridad. Era una extraña en mi prop
de, lo
a que Max supuestamente compartía con el niño. Al
voz de Max, espesa con un
eo de una mujer, una mezcla
imió ella-
, su voz un bajo zumbido de pasi
-solloz
a de los sonidos rítmicos e inconfundi
en puños. Hundí la cara en la almohada para
abía apuñalado, que me había arrebatado mi futuro. Le est
posición social de mi familia. Max se había enfrentado a ellos, su voz resonando con convicción. "Am
oz, tan leal. Mi r
ora una broma. Su
hasta que la casa finalmente se quedó en silencio. No dormí. Sol