itud como un fantasma, el ruido y la energía de la ciudad un zumbido distante
urgencias, mis ojos bu
e simpatía y urgencia. "Señorita Ortiz, estábamos a
cía débilmente contra las sujeciones de la cama. Su respiración era superficial, un
o a su lado. Agarré su p
quí. No voy a ninguna parte". Aca
e, y sus ojos, esos hermosos y distantes ojos, se enfocaron en mi rostr
miento. Un momento de c
ces, el
.. m
na palabra que nunca antes había dicho. Un son
calientes y rápidas. "¡Sí, mi amor!
con una esperanza imposible. Quizás es
rselo a Fernando. Tenía que oír esto. Esto
nó. Finalmente, su vo
te no es un
eléfono. "¡Leo dijo 'mamá'! ¡Está ha
nea. Por un segundo, creí oír una grieta en su arm
. ¿ha
irugía. Haré lo que sea. Diré que fui yo quien te dej
, sin vergüenza,
fondo. Janeth. Su ton
l momento de humanidad, si es que
jo, su voz cortante y distante. "Tengo
ira. Otr
ír más. Colgué.
hijo. Sus ojos s
usurró de nuevo.
esfuerzo monumenta
tido frenético del monitor cardíaco junto a su cama se convirtió en una lín
, no, Leo. Mi amor, de
nte, luego más fu
Trabajaron en él, gritando términos médicos que no en
abía
se hab
últimas. Y su padre había elegido una c
olo se silenc