onando, poniéndose morado, su pequeño cuerpo completamente rígido. Solté todo, lo levanté en brazos y c
e mi esposo, el magnate inmobiliario Fernando del Valle, se declarara en bancarrota. Pero el tráfico era un infie
n rey, junto a una joven, hermosa y muy embarazada Janeth Morales, su despiadada agente de bienes raíces. Mi
rada en el tráfico. Te necesito". Me ignoró, afirmando que se escondía de los acr
ro del que yo había visto en un año, mientras nuestro hijo luchaba por cada b
ientras nuestro hijo se moría? ¿Cómo podía elegir un espectác
que le había dedicado a este hombre... todo se había ido. Él había
ítu
hijo Leo atravesó las delgadas paredes
lavando. Se hizo añicos en el
do un aterrador tono azulado. Sus ojos, usualmente perdidos en su propio mundo
, mi amor,
temblor silencioso y violento sacud
contra mis costillas. Esto no era como sus episod
dora estaba tranquila, pero sus palabras fueron una sentencia de muerte. "La ambulan
. Leo no tenía
años con un motor que tosía, era mi única esperanza. Era una reliquia humillante de nuestra vida anterior,
el coche en marcha y aceleré hacia el Hospital Gener
láxones. La gente maldecía. Y en el asiento
tomé un desvío que me escupió justo en el
hes, sino de una multitud masiva de gente, todos mirando hacia arri
iendo. Pero
nientos pesos c
agarrando el dinero. Era
o hacia arriba, a una de las pantallas m
do del
reía con esa sonrisa carismática que había conquistado a mil inversionistas y a una esposa tonta. A su l
esión de suficiencia, mientras Fernando o
scondiéndose de los acreedores, estaba liter
resbaladizos por el sudor.
o timbrazo. Su voz
eria? Estoy en
e respirar. Estoy tratando de llegar al h
raba, una súpl
a la multitud rugiendo e
rro bajo y conspirador. "Los acreedores están por todas partes
arada y monstruosa. Lo estaba
o Le
dén. "Solo llévalo al doctor. Yo... te transferiré algo
n su amante embarazada, tirando más d
ó, una frase hue
o co
La rodeó con el brazo, atrayéndola hacia él y besándol
creado, y condujo a su nueva familia hacia un elegante
o comenzaron a girar, leva
en el caos que él creó, lo vi despe
equeño y dolorido
tían como ácido en mi estómag
r", susurré, co
e había roto. El amor, la confianza, los años que le había dedicado a este h
tomado su
que salvar a nu