da que dejaba atrás. Tuve que volver una última vez para recoger mi pasaporte y a
quiv
cumentos guardados de forma segura en mi
blorosa. Corrió hacia mí, con los b
ganchó en el borde de la alfombra. Soltó un gr
ritó, su rostro conto
torpe. Vi cómo enganchab
salido de su estudio, con el rostro convertido en una máscara de furia. Vio a Sofí
y conectó c
a fuerza del golpe me hizo girar la cabeza hacia un l
z que alguien me
en silencio, con el la
desde la cocina, con
ado de Sofía-. ¿Estás loca? ¿Empujas a u
fía protec
iño? ¿La bruja ma
lleno de un veneno que
nes idea de todo lo que hemos hecho por ti? ¿Y así
y definitiva. Mi padre había fallecido, pero mi madre
añicos. La imagen de los dos hermanos amorosos que me habían protegido toda
invadió el shock. Esta bofetada, este acto fin
voz tranquila pero
rcos, lue
o por todos los años de amab
ia pareció enfurec
ñó, poniéndose de pie-. ¡Claro que no nos culpas! ¡Tien
e-. No hice nada mal
David dio un paso a
ariz a un chico por llamarme por un apodo. Había vuelto a casa con los nudillos magullados y una sonri
ostro, pareció sentir una punzada d
ente-. Olivia, mira, las cosas están tensas. ¿Por qué no vas a la cocina? Haré q
ompletamente fuera de contacto c
na-. No he podido comerlos desde hace cinco años.
os. Lo había olvidado. Después de años de traerme med
ser la provocación definitiva para David. C
adelante, por la puerta abierta, y aterricé de cara en el
y la ropa. Al dolor de mi mejilla se un
puerta, con los brazos alrededor de Sofía, protegiéndola como
mano. No me pregunt
máticamente entre ellos, volvieron a entrar y
Luego, lenta y dolorosamente, me levanté. Saqué mi teléfono, con l
i hemorragia estomacal miró mi mejilla magullada y
inaba mi esguince de tobillo-, de verdad ne
ncioso zumbido de las máquinas del hospital. Hab