amigas ya se encontraban en el interior del centro nocturno, cruzando en
ón del interior y solo entonces pudo ver que el hombre con el qu
ndo la cabeza de un lado a otro. Si bien era cierto que ahora se encontraban adentro y los dedos de sus pies y su tr
s van por nuestra cuenta esta noche!", exclamó Cassandra inclinán
ate una por el valor que demostraste! Quiero deci
ucha atención a la conversación de sus amigas.
ón de algunos taburetes libres en la barra, no había ningún espacio privado, siendo que ella comía ansias por sentarse. Y p
Sienna. "Es piloto de carreras y organiza las fiestas más locas que puedas imaginar. Además, es
verdad era que nunca había oído hablar de él. Después de todo, eso no era extrañ
aunque no era un lugar de primera, en especial porque todos los ebrios grav
dose paso entre la multitud. En cuanto las vieron
acerse escuchar por encima del estruendo de la música, al mismo
ndalosas. Lydia se estaba acostando con uno de los tipos del equipo encargado de la iluminación en la filmación donde estaba t
o de Eden había mejorado a tal grado, que comenzó a pensar que
su canción favorita y corrieron brincando como locas hacia la pista de baile. Mientras tanto, Eden se quedó
on una mirada llena de horror. "¡
, quien se encontraba parado al otro lado del salón, con su antigua amigaquí", dijo Sienna. "Es
e dolía, sino la forma tan cobarde que Simon había elegido para dar por terminado un compromiso que llevaba un año entero. ¡¿Un mensaje de texto?! No so
alón, despreocupados y enamorados, sin importar
a sus padres y a todos los que la rodeaban cómo era posible que su intuición hubiera estado tan errada con respecto a Simon. Sin embargo, tal vez lo pe
dad, la rabia y la más aplastante de las tristezas. De hecho,
a quienes en cierta forma había confiado su vida, Eden se dio cuenta d
mos ir a otro lugar
echo nada malo; excepto confiarles su corazón a esos dos. Si h
as bebían los tragos que estaban alineados sobre la lisa superficie de má
llorar por un hombre que no tenía la menor intención de regresar, pensó
a ahora, estaba agradecido. No así su hígado, que le gritó que
ro Eden había cruzado la línea de la sensatez y lo
cia la pista decidida a elegir a un extraño al azar para que fuera