monio, Ricardo me hab
e vivía. Cada infidelidad era una marca en el calendario de mi desdicha, una prueba de que mi
hacienda de la familia de Ricardo en Jalisco. Me casé con él, el heredero de un imperio ganader
a casi tan abrumador como el peso de mi desilusión. Ricardo,
estar ahí, sonreír y ser la esposa perfecta" , me había d
ía fuera de lugar, una pieza decorativa en el juego de poder de mi esposo. La conversación giraba en torno a contratos
ato!" , exclamó uno de los socio
con expectación. Ricardo me dio un c
afiestas, no les hagas el feo" , susurró
doctor..." , empecé a
exageres" , me interrumpió, su sonrisa
da. Para evitar una escena, para no avergonzar más a Ricardo y, por ende, a mí misma, tomé el pequeño vaso. El
doblando mi cue
, preguntó Ricardo, mol
logré decir entre dientes, el
dedor, mi mente estaba extrañamente clara. Ricardo no estaba a mi lado. Después de dejarme
prematuro, sola. Cuando por fin nació mi hijo, un niño pequeño y frágil que
rdo no
zón de voz. Intenté con su teléfono d
en la habitación. Su rostro, usualmente severo y co
¿cómo est
era un susurro ronco. "El bebé
ó, sus ojos se lle
. Es un guerrero,
ndo mi mano. Su tacto er
o" , dije, sin emoció
s labios, su m
n un hotel de lujo anoche. Lo arrestaron junto a una mujer... la
quiera me dolió. Era solo la confi
jos ahora ardían de vergü
a calma que no sabía que pos
n mi rostro. No encontró ninguno. Suspiró profundamente, un
rme. "Ese sinvergüenza no merece ni una l
susurrando entre ellas. No lo entendían. No podían entender que para poder irme, para poder ser libre, no podía perm
o siempre fue tener una familia, un hogar. Pero este no era mi hogar. Era una prisión. Y este bebé, mi propio hijo, era la llave para s
para informarle de mi decisión. Él nunca contest
n disgusto y tú ni siquiera te apareces! ¡La policía me llamó para sacarte de la delegación! ¿No ti
, se sentó de nuevo a mi l
or haberte presionado a casarte con él, por haberte pedido que aguantaras tanto. Yo..
a misma que me
Carmen. Usted me ha dado más de
lta atrás. Iba a recuperar mi vida, aunque tuviera que deja