onio, mi esposo Ricard
ismo, sino como un recordatorio
peso de mi vientre era casi ta
unión de negocios, exigiéndo
lcohol en mi oído, me obligó a beber un
un trago, mujer. N
ambre agudo y violento
or, sola. Ricardo me abandonó en la entr
pequeño y frágil, fue
rdo no
mi suegra, Doña Carmen,
rrestaron a Ricardo con o
confirmació
a calma que no sabía que p
encontró ninguna
jo finalmente, c
miré a mi hijo en la incubado
para salir de
nada, como lleg
gar de preguntar por el bebé,
es que abr
ni a gritar. Solo