ban en el patio, mis pies descalzos siguien
of
torpe eres, niña! ¡Siempre haciendo el ridículo!
pero mi corazón se hizo pedazos cuando mi padre, mi santua
. La vecina me negó el pan, la gen
obre mí, una verdad terrible que me
a, qué frase, convertía el amor
dio, rodeada por un mar de s
olor, decidí enfrentarla, gritándo
s de que me golpeara, la voz de mi
a pesadill
as que me helaron la sangre: "No sin saber la
s su secreto! ¡Por favor,
ron el veneno, y sus miradas de
abuelo, y su golpe doli
tía" Carmen, mi última espe
¡Ayúdame! ¡M
supuesta salva
uerte, pero el llanto de mi madre e
men. No puedo segu
o la respiración, y peg
verdad que lo cambió todo, una verdad mil