, mi esposo, el \"rey sin corona\" a quien amaba ciegamente, incluso
fría y cortante, hablando no de negocios, sino de Camila, la muje
co años de lo que creí era amor. Mi vida de lujos, cada beso, cada "te amo",
amaba no existía; en su lugar, un monstruo calculad
, una nueva mujer nació en medio de las cenizas de mi corazón roto. Y