os años, he sido la per
dad, el heredero de un político important
ca de barrio que tiene que trabajar en tres lug
nto por él. Dicen que soy una acosado
go, solo necesito un
na, luego fui a mi trabajo en una tienda de conveniencia hasta el amanecer
nero y comprarle a Leonardo el
on el juego en mi mochila y un sándwich a
a
me ladró sin siqu
tas algo?», respondí, tratando de
tel Grand Astoria, habitación 120
ita de una chica al fondo. Sofía
Sigues ahí?
illación. Pedirme que le llevara condones mientras estaba co
espiré
mino», dij
ciudad, un lugar al que nunca podría permitirme
abajo, su desprecio era obvio. Tuve que llam
de servicio, sintién
puesta una de las camisas de Leonardo y nada más, su cabell
fiel perrita faldera», dijo en voz alta pa
e la farmacia sin
la examinó como
abes que a Leo le gustan los
veneno lento, diseñ
s sobre mí. Leonardo estaba sentado en la cama,
pero no había ninguna defensa
hombros y me arrojó
os necesitamos, ya nos
mientras la puerta s
di la vuelta. Mientras espera
fecha en mi mente
ltan do
ías más de