na década, soñando con el día de nuest
capilla, confesando que nuestra unión era una farsa, un mero
o se de
milia, forzándome a casarme con Mateo Vargas, un magnate
mana me humilló sin piedad y, con una crueldad inim
radora, mi vi
n vacío
Adrián solo prof
eza de ajedrez e
ona que amé convert
d de mi propia sang
su "amor verdadero" en las redes, cuando el corazón que
decidí abrazar el destino y m
gación, sino porque yo, una niña con un vestido amarillo, le ofrecí
scado durant
mido ser, en realidad,
dadero pasado de mi hermana comenzaba a salir a la