rgas fue mi jaula de oro, y A
ias, excusándose en una supuest
ruesa por una mota de polvo, mientras él mu
su rechazo era una extraña enferme
l con su brazo desató su furia y sus
ión, la tablet reveló la verdad: "La Joya
che con Sofía Romero de Va
ronó, la humillac
dro, confirmando el engaño con una voz venenosa: "¿De verdad c
ra se hicieron añicos,
o, con el dolor físico
abuela de Alejandro, el día de mi boda: "Si este muchacho te
é el número que guardé por s
rota, "Soy yo, Sofía. Nece