de descubrir, era un eco del pasado, un recuerdo vívido y doloroso de una vi
llegué a casa y Pedrito no estaba, Jorge, con los ojos llenos de falsas lágrimas, me a
gonzados, me dieron la espalda, mi madre lloraba diciendo que yo era una "s
tamales, vendí las pocas joyas de oro que mi abuela me había dejado y empecé a buscar a mi
del invierno se me metía en los huesos, pero yo seguí
enloquecido, pero incluso después de eso, yo, en mi estupidez y mi bondad, le seguía mandand
, mi rostro se arrugó por el sol y la preocupa
udad de México, una fiesta de cumpleaños para un importante empresar
das, estaba Jorge, vestido con un traje caro, a su lado, radiante, estaba Esmeralda, y
do, me habían usado y desechado como basura, todo mi sacrificio,
grande que me d
iferente, esta vez, yo conocía la verdad, esta vez, el guion lo escribiría yo. Las lágrimas de rabia se secaron y una fría determinación se apoderó de mí, no vol