es y no me dejaba respirar. Los gritos de mi hija Valen
sálvame
ueando mi camino. A través de las llamas, vi a Elena Vargas, la mujer que amé por die
staba cerra
e una vez miré con tanta adoración, ahora e
era veneno, "¿cómo habría muerto Ricardo? Desde que él se fue, yo he estado mu
timo que vi fue su sonrisa de satisfacción mientras las
s odiaba. Nos odiab
.
s ojos
n una habitación de lujo, con una gruesa alfombra bajo mis p
jado, sus ojos nublados por el deseo y la droga que corría por sus vena
s buscando mi ropa. "Sara...
fuego, del odio en sus ojos, era tan
lena, pensando que me hacía un favor. La noche que me obligó a
tamos. Al despertar, ella aceptó fríamente casarse conmigo, solo para cu
a golpeó. Su "amor platónico" , Ricardo Guzmán, murió en un accidente de coche justo frente a n
o otr
en mi cuello. El mismo calor que sent
. La empujé con toda la
cama, mirándome con confusi
o. No podía respirar. Tenía que cambiarlo todo. Tenía qu
ue en menor medida, para que "tuviera el valor" de enfrentar la situaci
bía t
ctos de Elena. Allí
llamar. Mi voz er
á en el hotel Grand Continental, habitación 1
de que pudi
o de incomodidad. Una parte de mí, la parte que la habí
el fuego. Recordé
aba muerto, red
po ardía. Tenía que alejarme de ella, de Ricardo, de es