palabras una y otra vez, esperando que cambiaran,
a. "Esto no es posible. M
io de engaño en su rostro, pero él permanecía impasible,
dijo él con una calma exasper
iría esto. Alguien lo obl
do el espacio, haciéndolo sentir más pequeño, más sofocante. Se detuvo j
pero llena de autoridad. "Míra
inó sobre el escritorio, sus ojos fijos en el papel. La caligrafía era perfecta, cada curva, cada trazo er
ones en ciertas letras. Era real. O al menos, una imitación tan perfecta que era imposible de distinguir. El pánico se apoderó de ella, un torbel
lucho junto a su oído. "No hay nada q
de muerte. Su padre, pudriéndose en una celda por un crimen
para enfrentarlo. Las lágrimas ardían en sus ojos, pero
o, solo existía la imagen de su padre tras las rejas, su rostro envejecido por la pr
ndose. "¿Qué quieres? Te daré lo que sea. Di
rito. Ricardo la miró fijamente, su expresión indescifra
ó él, una ceja arquead
s finalmente rodando por s
oco más, su alient
íllate
procesó. Luego, el significado la golpeó con la fuerza de una bofetada.
lo que era, se rebelaba contra esa orden. Pero la imagen de su p
hundió en la gruesa alfombra a los pies de Ricardo Vargas. El sonido de la tela de su vestido al roz
atisfacción. No dijo nada, simplemente la dejó allí, en el suelo