, mi madre, Isabel, radiante como siempre, ultimab
o consigo una sensación agridulce, su voz melosa, siempre
rador del Valle" se convirtió en una invasión, Lucía llegó con
on, como si no supieran de antemano el nombre de nues
incluso cuando Lucía y Miguel, su esposo, empezaron a desplazar a mis abuel
er un puro en medio del restaurante. Sus groserías
¿Sí deja para vivir o es nomás un hobby para no a
cuando Miguel, sin reparo, le arrebató
suelo, hiriéndola, mientras su madre, lejos de disculparse, se bur
mo de Miguel, encendió una chispa en mi madre, Isa
re no te da derecho a abusar de mi bondad, a humillar a mi
parece medio millón de pesos para empezar?". No solo admitía la extorsión sobre la que tanto había planeado, sino qu
con una fuerza que nunca le había visto, agarró su te
raoferta", sent
idad, por la familia que sí nos importaba y por la verdad que Lucía y Miguel intentaron escond