l dinero para los medicamentos de su pequeña Sofía, d
tocando un piano blanco, y sus ojos se llenaro
e un frío eco al otro lado del teléfono: "¿Un piano? ¿Estás loca?
en un centro comercial de lujo, riendo y derroc
l hombre que una vez prometió amar y proteger, ser ta
ella en la oscuridad, encendió una llama fría en el corazón de Ximena: ya no rog