No podía procesar lo que acababa de pas
hice porque es mi responsabilidad. Marco es mi invitado, y tú... a pesar de todo, sigues siendo mi problema. No voy a cargar con la muert
cualquier puño. No era amor, ni siquiera compasión. Era un sentido del deber, una carga. Para ella, él seguía siendo un prob
ero esto no es un cuento de hadas". Enojado por la interrupción, agarró a Marco y lo empujó hac
escucharse a lo lejos, cada vez más cerca. Alguien deb
r de atacar a Marco, se abalanzó sobre Sofía con un cu
do de su ser. Se lanzó frente a Sofía justo cuando El Chacal atacaba. Sintió el impacto sordo y un dolor agudo en la espalda, aunque sabí
co lo desorientaron. Le dolía todo el cuerpo. Vio a Sofía de pie junto a su
teatrito?", dijo, con l
sin entender. "
¡Marco me lo contó todo! ¡Tú planeaste este secuestro! ¡Tú y El Chacal! ¡Todo para hacerte
riesgado su "segunda vida" por ella, y ahora ella lo acusaba de ser el villano. Marco,
ano en su hombro. "Ya pasó todo. Lo importante es que estam
cardo. Intentó levantarse de la cama, pero el d
asi muere. Por tu culpa, pasé el peor susto de mi vida. Pero esto no se va a quedar
y, sin que las enfermeras pudieran verlo, le apretó la herida fantasm
el principio",
es, Marco entraba y lo golpeaba, disfrutando de su sufrimiento. Otras veces, era Sofía la que entraba, no para pegarle, sino para herirlo con palabras, repitiéndole una y otra
en la habitación. Tenía
ido la lección", dijo con una
una y otra vez, en la espalda, en el pecho, en los brazos. El dolor era real, una agonía que lo hacía reto
suelo. "Espero que esto te quede clar
e invisible, con el cuerpo y el alma hechos pedazos. La puerta se cerró,