impasible. No movió un solo músculo para ayudarme. Su frialdad era más dolorosa que cualquier golpe.
vestido elegante y una sonrisa radiante, pero se detuvo en seco al ver la escena. El parecido con las fo
déntic
ue Eva ha
ando mi humillación con una sonr
azándose a sus pierna
, pero luego su rostro se suavizó y acaric
o, vi una emoción en sus ojos. Era una mezcla de anhelo, sorpresa y una de
rró su nombre como
a había conocido. En ese instante, entendí que yo nunca había tenido una oportunidad. Siempr
ría y dura: yo no significaba nada. Mi sacrificio, mi paciencia, mi intento de constr
continuó como si nada hubiera pasado, pero ahora el centro de atención e
cía, con Isabela en el asiento del copiloto. Valeria iba en medio de ellas en el asiento trasero, acurrucada contra Isabela, mientras yo estaba arrinconada contra la ve
iza y oscura. De repente, un camión que venía en sentido contrario perdió el control. Leonardo dio un volanta
udo y cegador, y luego todo se volvió negro por un instante. Cuando recuperé la conciencia, el mrnas. La sangre me corría por la cara. A mi lado, Valeria lloraba
" gritó
te ileso. Lo primero que hizo
Su voz estaba llena de
a su hija llorando,
está herida!" grit
el coche. La tomó en brazos con c
" preguntó Valer
ada fugaz, llena de fasti
vez más intenso. Empecé a perder el conocimiento de nuevo.
se muera. Así no vol
, en un coche destrozado bajo la lluvia, para morir. Mi último pensamiento fue un destello de todos los abusos, de cada palabra cr