na, boquiabiertos. La confesión fue tan inesperada, tan contraria a l
segundo. Su mandíbula se tensó hasta el punto de doler. Se levantó bruscamente, tomó una bo
almente el alma de la fiesta, ahora estaba sombrío y bebía sin parar.
tos en la pared. Eran fotos de Sofía, tomadas por Mateo a lo largo de los años. Cientos
un verdadero artista cuando se tra
la atención. Se acurrucó junto
iento muy bien. ¿Puedes que
ado. Pero esa noche, para sorpresa de todo
onca. "Tengo que llev
licadeza, y la arrastró fuera de la fiest
nsión, un olor a hierbas medicinales flotaba en el aire. E
" , preguntó Mateo,
mena vagamente. "Deberías
l alcohol y la confusión. Malinterpret
lo había herido más de lo que quería admitir. Se quitó la chaqueta y la arrojó al sofá. "No seas infantil. Sabes que lo que t
l collar no le importaba, pero
tá b
Mateo sonó. Era Sofía, su voz llorosa
ás? ¡Te necesito! ¡
stumbre y la obsesión eran fuerzas pode
e" , dijo, sin
sintió.
detrás de un cuadro. Dentro no había joyas ni dinero, sino una colección de obje
ntiendo el frío metal. Era como
"La persona que más he amado no está aquí" , resonaba en su cabeza. ¿Quién era? ¿Por qué se casó con él