osamente construido, se vino
ograf
te. Estaban en su despacho. El olor a miedo y a whisky
escritorio, mirando unas fotos impresa
n levantar la vista. "Brenda, a pesar de ser una pendeja, era una pend
n vuelco. Un vuelco viole
ada, pero clara. Mostraba a Sofía hablando con Lucía en l
hablando con Mateo
ámara, con esa pequeña sonrisa de triunfo en
ve. "Parece que la pobre sirvienta no fue tan espontánea c
entía el sudor frío recorrer su espalda. Estaba
," ordenó El Patrón a un gua
Y lo haría lentamente. Su mente corrió a mil por hora, bu
nos
rdad más grande, más impactante, más doloro
s. Lucía temblaba, pálida de terror. Mateo mantenía su rost
ró las fotos sob
quenme
primera vez, Sofía vio una grieta en su
mpezó a
yo no
momento que
o y decidido, se arrodi
y clara, resonando en la hab
na ceja arqueada. Di
artista tan inteligente
an la garganta, pero no se detuvo. "Estaba celosa de Brenda
a reír. Una risa
? ¿Tú? No
sta. Sus ojos brillaban con una inten
abrecartas de plata maciza que estaba sobre el
egundo, se lo cl
o escapó de sus labios. La sangre brotó al instante, empapand
te, un grito ahogado en
un chillid
su rostro. La violencia autoinfligida de Sofía fue ta
por el dolor, pero con los ojos fijos en los de él. "Haría cualquier cosa por estar a su l
iva había
a, obsesionada, peligrosa. Una mujer capaz de cualquier cosa por
as todavía clavado en su pierna. Miró
lo
, señalando a Mateo y Lucía. Su v
sistió por un momento, sus ojos clavados en Sof
rón se levantó y rodeó el escri
" susurró, su voz una mezc
ndió Sofía, el sudor del
na con un tirón brusco. Sofía se
gritó El Patrón hacia
sionó contra la herida pa
lgo así por mí," dij
ue había ganado. A un costo
no tuvo piedad. No la mató. Hizo algo peor. Le quitó todo: su dinero, sus joyas, su estatus. La echó de la hacienda con lo puesto y se asegur
advertencia de no volver jamás. Fue un acto de extraña piedad, quizás p
Sofía fue r
triz larga y fea que le recordaría su sacrificio para
ista. Se convirtió en la mujer de
ra, de repente, tenía peso. El respeto que los hombres de El Patrón le mostraban ya no er
poder. Un poder
su lado, Sofía se quedaba despierta, mirando el
vertirse en un monstruo para sobrevivir en una jungla de monstruos. Se
a pena e
le, era frágil. Tan frágil como el cristal. Podía romperse en cu
alculador, comenzó a crecer en la oscuridad de su mente. Un heredero. Un hijo
roblema. Una espi
te
. Era una mirada de sospecha. De cautela. Él no se había creído su actuación.
sab
rio. ¿Quién era realmente? ¿Cuál era su verdadera lealtad? Su presencia constante a su lado
nica persona en ese infierno que le h
luto acababa de comenzar. Y Sofía sospechaba que su oponente más peligros