img Un Destino Cruel: Amor en Cautiverio  /  Capítulo 1 | 18.18%
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Historia

Capítulo 1

Palabras:1736    |    Actualizado en: 08/07/2025

osol y a cemento húmedo

, a su pelo, a la pie

nstruo de ladrillos sin pintar y techos de lámina, un laber

cumbias escapando de ventanas abiertas, el grito del

ito. El corazón bravo

a lo p

s. Eran rostros. Rostros de jóvenes desaparecidos, de mujeres asesinadas, de gente olvidada por el sistem

pequeña casa, justo al otro lado de la calle. No decía nada. Solo miraba. Sus ojos,

ecretos de cada familia, que los políticos la buscaban en tiempos de elecciones y que los criminales le pedían consejo

nía, la muralla que la separaba de los

cara de una madre buscando a su hijo la miraba co

, mija," dijo una vo

os, los parásitos del barrio. Si

Sofía sin voltearse, limpiando un

risa burlona. "Aunque como que le falta colo

gos se

miró de arriba abajo, con un

voz plana. "Y cuenta historias más importantes que las pendejadas que se t

so rojo. Dio u

pendejo, pinche ar

" respondió Sofía, sin re

ó al abrirse un poco más. Nadie salió, pero todos sintiero

iva. Miró a la pue

rte," masculló.

pezando con su

o y volvió a su mural. Sabía que eso no se quedaría as

del incidente. Hablaron del clima, del precio del aguacate, de cualquier cos

susurro, pero las palabra

'El Cacas' . Anda molestando. Dale

una p

to. Pero uno bueno. Q

levantado en una camioneta sin placas. Nadie vio nada, pero todos sabían. Horas después,

arse a menos de tres cu

ela era real, silencioso y terriblemente efect

l. La gente del barrio pasaba y le dejaba una botella de agua, un

na tarde, t

silencio pesado, antinatural, cayó sobre Tepito. Sofía

la mi

do la calle. Hombres con ropa de marca y armas largas que no intentaban ocultar

erraron, las cortinas se corrieron. El

y tenía una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Sus botas de piel de cocodrilo resonar

"El P

surraba. El dueño de la ciudad,

varon en el mural. Caminó lentamente hacia él, como si estuviera en un

us ojos encontraron a Sofía

isa se

a," su voz resonó en el si

había sentido, se apoderó de Sofía. Sus manos temblaba

hí," orden

nó desde la puerta de

ingún lado conti

ar a Doña Elvira. La sonri

fingido. "Qué sorpresa. Pensé que

o a la luz. Sostenía una escoba, pero en sus manos parec

ó, un sonido se

n ese talento, ella es exactamente lo

comenzaron a camina

más fuerte que el miedo. Dejó caer la lata y saltó del andamio, cayendo

a como la palma de su mano. Escuchaba los gritos y

iero viva!" gritó la vo

as para bloquear el camino. Su corazón latía tan fuerte que sent

echa entre dos edificios que llevaba

a alcanzaba. Sintió un tirón en su camisa, la tela se rasgó.

r a la avenida, a la mu

mbre la esta

d y una gracia que no encajaban con su complexión. Antes de q

levantándola del suelo. La otra mano

ateando, mordiendo, pero era i

lta al callejón, h

ue ella. Tenía una cicatriz que le cruzaba una ceja y sus ojos eran oscuros, llenos de un tormen

la propia respiración agitada de Sofía. "No hagas e

naba casi como una adver

Joven S

unto a la puerta abierta de la Suburban. Doña Elvira estaba de pie, inmóv

s de su abuela, Sofía vio una prome

ió la mejilla. Su t

go, florecita," sonrió. "V

de la camioneta. La puerta se cerr

ofía miró por la ventana polarizada. Lo último que vio fue el rostro de su abuela, una promesa de

bía transformado en algo

Joven Sicario sobre ella. No era la mirada de un captor

u nueva prisión, a

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