ando por completo la tormenta de la noche anterior, tanto la literal como la emocional, actuaba co
tó mientras dejaba un ramo de rosas en la mesa, l
ar algún rastro de culpa o arrepentimiento en su rost
i se podía tocar, él no sabía que había firmado su sentenci
ándose a mí, "sé que no debí dejarte así, pero
respondí, mi voz era
i frialdad, o quizás
, sacando dos boletos de su bolsillo, "reservé
nta vez que me dejó por ella, el mismo menú, las mismas palabras de disc
re" , dije, apa
vaciló por
o te pongas así, s
a "romántica" que salía de su boca en los días siguientes, yo sab
a de café favorita, una simple taza blanca que me había regal
escogí para ti"
aza?" , pregunté, trata
cogió de
esta es mucho mejor, ¿no c
ezaba a burbujear dentro de mí, "¿qué tie
buen gusto" , dijo, ajeno a la tormenta
aya tocado, ¿entiendes? ¡Nada!
dazos de porcelana saltaron por toda la cocina, Ricardo me
ena? últimamente es
rga y sin alegría, "estoy cansada, Ricardo, e
o intenta ayu
y empecé a recoger los pedazos de mi vieja vida, de la taza rota, sentí un cansan
mirarlo, "ya no tendrás que lid
permitía concebir un mundo donde yo no estu
supuesto, estaba allí, pegada a Ricardo como una segunda piel, se había
laya" , dijo Mariana en voz alta, para que todos la oyeran, "l
a broma inocente, Ricardo sonrió, incó
dije, mi voz sonó sorprendentem
el primero, su rostro most
? ¿Por qué no me diji
mbencia" , respondí, disf
recerrados, sintiendo que el con
ardo, "¿cómo vas a dejar a este bombón solo? C
irada clavada en la de Mariana, "y siempre tie
a, pero sus ojos lanzaban chispas, la fiesta había terminado para mí