rocas. Con un esfuerzo sobrehumano, logré apartar una piedra de mi pecho
illado junto a Livia, examinando su brazo con
normalmente tan controlada, estaba cargada de una preocu
ivia. "Creo que no quería que la to
habían reunido a una distancia
gra
el Señor le pe
ngel por inten
sa que podía saborearla.
arró del brazo y tiró de mí con fuerza, sacándome de entre las rocas sin ningún cuidado. Mi hombro crujió de forma audible y un g
ast
se quedó helado. Por un momento, una estúpida ch
r señales de detenerse. Mi poder de curación, una habilidad innata que me había permitido sobrevivir a las peores heridas en el Límbo, se había ido. L
sí mismo que para nadie. Su ceño se frunció, no
o su opo
ue una carga inútil! ¡Probablemente todo esto se
uidores se un
es un
e dar l
Se agachó, agarró mi brazo herido y apretó sus dedos directame
stro a centímetros del mío. "Vea
consumió, pero me mordí el labio hasta sangrar para no darle l
a siniestra se dibujó en su rostro. Se puso de pie, arrastrán
a Marcus, el hombre que me había arrastrado. "Marcus, te concedo el honor. Golpéala.
ádica. Levantó el puño, y yo cerré los ojos, esp