da, congelando mis huesos. Afuera, el viento del Límbo Frío aullaba como un alma en pena, un sonido que había sido mi única compañía durante
e golpe. La figura alta y autoritaria de Caelus se recortó contra la luz grisácea del exterior. Él era el Señor de es
una lástima tan falsa que me revolvía el estómago. Fue ella quien, con una sonris
Elara. Diez años aquí l
como la mie
ero, fríos y sin una pizca de emoción. Su poder era una pre
urgar cualquier pecado, Elara.
n, no el de un hombre hablando con la mujer q
do, a su mundo de mentiras y poder? La Elara ingenua que creía en sus
N
un susurro, pero
se endureció. La pres
has
cas fuerzas que me quedaban para mirarlo a
ntra la pared, había una figura tosca tallada en madera, el único objeto que h
so. Me quedaré
no se rio. Su rostro se contrajo en una máscara de furia pura. La humillación de ser rechazado po
a burlarte
a bola de fuego oscuro se formó en su palma. No a
ndo levantarme, pero
ilencioso, mi único compañero, fue consumida por las llamas negr
speranza en mi corazón se extin