escurría por la com
habían convertido en un alma solitaria, aferrada sol
ca que me condenó, apareció de repente,
rimas y una sonrisa dulce me acusó de traición,
urgar cualquier pecado, Elara. H
ión, me invitaba a regres
gancia no podía concebir el
uardián de madera, ante mis ojos, reduciéndol
consumía con él, sentí la última
ció de nuevo, clavando sus u
afiarlo y salirte con la tuya? Eres
enenado que buscaba destr
ingió una caída, y Caelus, ciego d
umbó sobre mí, e
uerto, pero resurgí
ivia, me despreció y ordenó a
abía abandonado, la deses
o de Marcus iba a impactar mi rostro, una
se había ido; de alguna man
ergía, supe que debía r
o he hecho en muc
oso. Y todo lo que h
lus fue absolut