cado junto con mi confianza y mi amor. Me levanté, ignorando los pequeños cortes en mi
umbo, solo con la necesidad de escapar. Abrí la puerta principal y el aire
solo sabía que tenía que alejarme de él, de ellos. Terminé en un parque cercano, el mismo
hora sentía todos sus efectos. Mi esposo, mi h
laridad. No podía huir así, sin nada. Tenía que volver,
vacía. Mateo seguramente había ido a consol
e había considerado nuestro espacio. Empecé a buscar, sin sa
a cerrada con llave. Dentro, había fotos. Fotos de Mateo y Camila. Besándose en París, abrazados en
uerdo. Y todo será nuestro. Tú, yo y el imperio que ella cons
a era de seis meses
de un cuadro de nuestra boda. Él había reemplazado mi rostro con
dí a Mateo que me acompañara a una importante ga
o demasiado trabajo en la oficina. Alguien tiene qu
brindando con champaña en una terraza con vistas al Coliseo de Roma
un daño colateral. Fueron el objetivo principal. Mi dolor era
poner todo en su lugar, pero tomé una de las cartas
entada en el sofá de la s
upé," dijo, con su máscara de es
entó a mi lado, inte
ero tienes que entende
una voz monótona que
eció a
Para celebrar tu regreso. Será bueno que
ción. La idea era tan grotesca
á bi
Creía que me tenía bajo control. No sabía que la
que me devolvieron al salir. Busqué en mis contactos hasta q
ndió una voz j
é. "Soy Sofía. Ne
ego, la voz inquebrantable de mi antiguo asiste
ígame qué necesita
za se encendió en mi pecho.