cobre, mientras la música de mariachi sonaba desde una vieja grabadora. Ella, con sus trenzas adornadas con listones de colores, giraba y gi
detrás, la observaba con una sonr
disfrutes," le decía Camila, mientras ella misma practicaba en un rincón, con la esp
daba en tomar otra porción del mole de su madre, Camila le decía: "Come, prima, la vida es para disfrutarla". Cua
idad genuina en la comida y en la
ida en su colonia como "La Gordita Feliz". Su piel morena brillaba de salud y sus ojos negros chispeaban de vida. Disfrutaba de sus cl
as interminables de entrenamiento en las academias de danza más prestigiosas de la Ciudad de México. A los quince años, mientras Sofía era el alma de las fiestas fami
sonrisa perfecta y un perfil de Instagram cuidadosamente curado. Se sintió atraído por la autenticidad y l
se rompió una t
sin avisar, con el rostro
sin mirarla a los ojos.
nfundida, buscand
iero proyectar. Alguien que me impulse." Su mirada se desvió por un segundo hacia Camila, quien mantenía la vista en el suelo, como si estuviera
bía animado a ser exactamente como era. Sofía sintió un vacío helado en el pecho, pero ni una s
on una voz tan serena qu
a empacar una maleta. No hubo gritos, no hubo llanto, no hubo súplicas. Sol
o des
res de Rojas, lucía un vestido de diseñador que se aferraba a su figura esquelética. Estaba del brazo de Alejandro, cuya sonrisa de i
mpre en alto, los guiaba por el salón. De repente, se detuvo en s
da y su respiración s
s curvas con orgullo, y en su plato había un pequeño pastelillo que disfrutaba sin ninguna culpa. A su lado, riendo c
brazo con una fuerza dolorosa, su
a Primera Dama!